DEFINICIONES:
el conjunto de aprendizajes que permiten el buen desarrollo de las capacidades sexuales, su coordinación con las demás facultades y la consecución de una buena interrelación con las otras personas que resulten estimulantes por su condición sexuada y sexual, consiguiendo altos niveles de espontaneidad y comunicación, y también de respeto y estima
La pedagogía en sexualidad se lleva a cabo, consciente e inconscientemente, en el entorno familiar, fundamentalmente en la denominada familia nuclear; el entorno socialcultural y antropológico; en el grupo de amigos; a través medios de comunicación, en las instituciones escolares y a través de las políticas de salud pública.
La educación sexual sobre la reproducción describe el proceso en el cual un nuevo ser humano nace, incluyendo la fecundación, el desarrollo del embrión y el feto, y el nacimiento. Usualmente también incluye temas como las conductas sexuales, las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y su prevención (sexo seguro), y el uso y funcionamiento de los diferentes métodos anticonceptivos.
Definir la sexualidad humana desde perspectiva científica, y describirla desde un punto de vista genético, hormonal, fisiológico, anatómico o legal es científicamente interesante, pero se considera insuficiente para entenderla en su totalidad si no se atiende a factores psicológicos, sociales, antropológico, culturales (entre los que están los morales y religiosos) y emocionales.
La sexualidad humana es heterogénea y compleja yendo mucho más allá de la mera reproducción y el coito. El comportamiento sexual humano se dirige a la satisfacción de pulsiones sexuales (libido), a la obtención de placer y a una necesidad de relación íntima. Se encuentra en la niñez y permanece hasta la edad adulta, constituyendo un ámbito fundamental de realización y satisfacción para las personas en el encuentro con otros y consigo mismo.
Despierta la sexualidad. Pubertad inicial
Los primeros cambios y las primeras sensaciones
Un reloj biológico
Atención padres y profesores.
La sexualidad nace con el ser humano y le acompaña durante toda su vida. Empieza con el comportamiento natural e instintivo del bebé que se toca los genitales y continúa con el exploratorio juego de médicos y enfermeras de los niños.
Pero es en la pubertad cuando se despierta activamente la sexualidad para recorrer un camino de aprendizaje y experimentación llamado adolescencia, que desembocará en la madurez sexual. Partiendo de la pubertad, este libro se divide en tres partes, según las distintas etapas del crecimiento: de once a catorce años; de quince a diecisiete años ya partir de los dieciocho años.
La Guía sexual para adolescentes es pensado para los jóvenes, es pensado para un canal de comunicación abierto, sin tapujos, sin consejos inadecuados ni despertar malos pensamientos, es la sexualidad misma, como lo sentimos todos y como nunca tuvimos alcances a este tipo de información, esto se acabo, gracias a publicaciones tan valiosas como de Alicia Galloti podemos llegar a estos púberes iniciales, pero reconociendo también que también puede convertirse en una herramienta muy útil para profesores y para los padres, lógicamente preocupados por saber lo que piensan, necesitan y quieren sus hijos acerca de la sexualidad. Si a alguien puede ayudarle comenta la autora, como también el comité editorial de esta Web a comentarlos, desmenuzarlo y llevar a acabo la extensión de su enseñanza y forma tan amena de aplicarlo, consideramos que ha valido la pena escribirlo.
Una conversación indispensable
Sexualidad adolescente
¿A qué edad los jóvenes están empezando su actividad sexual? ¿Se conocen lo suficiente a sí mismos? ¿Están conscientes de las consecuencias que implica esta iniciación? ¿Se lo cuentan a sus padres? ¿Cómo reaccionan ellos?
Hablar de sexo con los adolescentes
Sin duda, se trata de temas importantes, que no pueden estar ausentes en las conversaciones del núcleo familiar; en especial, cuando los hijos son adolescentes.
Hablar de sexualidad con los hijos siempre es complicado. La mayoría de los padres no sabe cómo acercarse a los jóvenes para conversar de este tema. Y del mismo modo, rara vez los adolescentes toman la iniciativa para charlar con sus progenitores sobre sus dudas y opiniones acerca de estos tópicos.
Adultos deben iniciar el dialogo
Sin embargo, es indispensable que padres e hijos mantengan una comunicación fluida con respecto a la sexualidad. Al ser los adultos los encargados de velar por su familia, ellos deberían iniciar las conversaciones, no sólo con el fin de acercarse y conocer más a sus niños, sino también con el objetivo de educarlos y guiarlos en lo que al desarrollo sexual se refiere.
Desconocer la realidad puede ser "esconder la cabeza"
El problema es que, pese a que estamos en pleno siglo XXI, muchos papás y mamás actúan como si el tema no existiera y ni siquiera se dan por enterados de que sus hijos adolescentes mantienen relaciones íntimas con sus parejas, o bien, quieren empezar a hacerlo. De hecho, muy pocos adultos conocen los resultados de una encuesta realizada en el 2000 por el Instituto Nacional de la Juventud, la cual indicó que el 60% de las mujeres chilenas, así como el 65% de los varones, está empezando su vida sexual entre los 15 y los 18 años.
Opinión de una experta
Pero muchos padres prefieren cegarse. "Lo ideal para ellos es que los hijos se inicien sexualmente lo más tarde posible. Y por este ideal, muchas veces se niegan a la realidad de que sus niños ya han tenido sus primeras experiencias", sostiene Andrea Schilling, ginecóloga de la Unidad de Atención Integral del Adolescente de la Clínica Alemana. "Nadie espera que su hija de 16 años esté teniendo actividad sexual, ya que lo mejor es que la deje para cuando se encuentre en condiciones de afrontar las consecuencias, como puede ser un embarazo. En el fondo, que esté madura emocionalmente y que no se vaya a arrepentir de lo que hizo en caso de que termine con el pololo", agrega.
"Mi hija es tan chiquitita"
Los padres suelen tener la sensación de que sus hijos siguen siendo pequeños a los 15 años. Y si bien es verdad que aún no están emocionalmente maduros, también es cierto que los adolescentes ya no se sienten -ni quieren ser tratados-como niños y desean empezar a vivir nuevas experiencias, incluso en el plano amoroso y afectivo. Por lo mismo, es bueno conversar abiertamente el tema.
Comunicarse: toda una técnica
La preocupación de los papás -que siempre es más evidente cuando se trata de la sexualidad de las niñas- es normal y no es malo sentirla. Lo que sí complica es la manera en que se expresa. "Hay muchas mamás que hablan con las hijas, pero de manera equivocada: ¿No es cierto, m'hijita, que usted no está teniendo relaciones con su pololo?', les dicen. Así están partiendo mal, pues no logran que las hijas les confíen su secreto. No hay que hablarles con ese lenguaje de negación, ya que se les cierra la puerta", advierte la ginecóloga.
Sin temor a lo desconocidoA qué edad los jóvenes están empezando su actividad sexual? ¿Se conocen lo suficiente a sí mismos? ¿Están conscientes de las consecuencias que implica esta iniciación? ¿Se lo cuentan a sus padres? ¿Cómo reaccionan ellos? Sin duda, se trata de temas importantes, que no pueden estar ausentes en las conversaciones del núcleo familiar; en especial, cuando los hijos son adolescentes
Cariño y comprensión.
Lo más aconsejable es conversar el tema con tranquilidad y sin recriminaciones ni amenazas. Que ante todo, impere el cariño y la comprensión, en vez de la desesperación. Así, sin convertir la charla en motivo de conflicto familiar, hablarles sobre la importancia de cuidarse, con todo lo que la palabra implica: desde la protección emocional -que involucra no resultar dañada (o)-, hasta otro tipo de consecuencias, como un posible embarazo no deseado o el riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual. En gran parte de los casos, los jóvenes no se detienen a pensar en que algo así podría ocurrirles y es deber de los adultos hacérselos saber y comprender.
Canal profesional de información
Como papá o mamá, uno sigue siendo responsable, y hay que armarse de valor para hablar de estos temas abiertamente con los niños. En último caso, decirles que si no les quieren contar a ellos (los padres), es posible llevarlos con un profesional para que hablen del tema y no corran riesgos", aconseja la doctora Schilling, quien pone énfasis al declarar que "el primer paso aquí debe ser de los padres. Uno se preocupó de que los hijos aprendieran a caminar, de enseñarles a comer, entonces, también debe preocuparse de esto. No es fácil, pero se trata de una más de nuestras responsabilidades".
La importancia de conocerse
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Si de temas que complican se trata, extraña vez los padres conversan con sus hijos acerca del conocimiento de su propio cuerpo. De hecho, la mayoría aún no ve con buenos ojos actos como la masturbación, que por lo general se empieza a experimentar en la adolescencia.
Las más afectadas en este sentido son las chicas. Los varones hablan más abiertamente de estos temas con sus padres, pero no así las niñas, que por pudor, temor o vergüenza, no se atreven a conversarlo con sus mamás. Por otro lado, para las madres también suele ser un tema tabú, por lo que definitivamente ni se lo mencionan a sus hijas. De hecho, la gran mayoría de las representantes del género femenino -de todas las edades- desconoce cómo son sus propios genitales, a diferencia de los hombres, quienes desde pequeños han visto y han jugado con los suyos sin problemas ni vergüenza.
f. adams
Lo mínimo para empezar
La doctora Andrea Schilling sostiene que el conocimiento de las áreas íntimas del cuerpo favorece el buen desarrollo psico-sexual, por lo que también es recomendable hablar de este tema con los adolescentes e, incluso, con los niños, aunque utilizando un lenguaje de acuerdo con la edad. "Si sabes cómo son tus órganos, dónde están y todo eso, vas a tener menos susto el día de tu iniciación sexual", asegura
La importancia de la ginecóloga y el primer examen.
Debe ser un especialista recomendado por su pediatra
Si para las mamás resulta demasiado complicado conversar con su hija al respecto, lo más aconsejable es que la lleve donde una ginecóloga infanto-juvenil, quien la ayudará en este aspecto. "En la primera consulta ginecológica, uno las mide y las pesa. Si tienen 16 o 17 años, se les ofrece mirar el área con un espejo, lo que no involucra ningún examen interno", aclara la doctora, agregando que se trata de experiencias muy importantes. "A veces, (las pacientes) se cohíben, porque es algo tabú y piensan que las van a ver como morbosas. Pero se les explica, por ejemplo, cómo usar tampones. Eso les ayuda a entender más. Y se les muestran los labios mayores, los labios menores, la entrada del himen, el clítoris, todo. La idea es hacerlas sentir que es algo normal".
Los padres deben madurar
Para algunos padres y madres, estos temas aún son bastante complejos. Pero vale la pena que les den varias vueltas en la cabeza y que se atrevan a conversar con sus hijos, o bien, que los incentiven a consultar a un especialista, para que puedan aclarar sus dudas y aprendan a encarar y a desarrollar se sexualidad de manera sana y responsable.
Etapas en el desarrollo social y sexual
- De 0 a 1 años
La sexualidad en un niño recién nacido, está muy vinculado a la relación con sus padres. Su vivencia a través de los cuidados y las caricias de sus progenitores. A través de ellos se crean lazos afectivos que serán necesarios para el desarrollo social y sexual de estos niños.
- De 1 a 3 años y medio
En la segunda etapa, el niño tiene un estrecho vínculo con su familia, esto hace que su pensamiento se vaya enriqueciendo. En esta etapa se oponen a las reglas que imponen sus padres, como una forma de afianzar su independencia. En esta etapa se experimentan más sensaciones de placer al controlar los esfínteres y a evacuar, con lo que empiezan a conocer su cuerpo, lo que necesitan y lo que le produce placer.
- De 3 años y medio a 6 años
En la tercera etapa, se caracteriza por la exploración del mundo, tanto a nivel físico, como social, con lo que refuerzan los vínculos con su familia y amigos. Por ello, comienzan a descubrir su sexualidad y nos encontramos con el periodo de enamoramiento del padre del sexo opuesto o en algunos casos hasta del mismo sexo "complejo de Edipo" y "complejo de Electra". Por otro lado se aprenden a relacionarse con otros y a ensayar sus roles sociales así como a identificar su propio sexo. Es importante que los padres no coaccionen las conductas que puedan ser del sexo opuesto.
- De 6 a 9 años
En la etapa cuarta, comienza el crecimiento físico equilibrándose con el desarrollo afectivo, permitiendo que surja el interés de conocer y saber sobre el mundo y sus fenómenos. De la misma manera, es fundamental el reconocimiento de las personas de su entorno hacia ellos, y cómo afecta esto a la concepción de su propia imagen.
El interés sexual se centra en el conocimiento del cuerpo y de los órganos sexuales. Los juegossexuales, mixtos o entre miembros del mismo sexo, forman parte de esta etapa y son un elemento clave para la formación de la identidad sexual. Los valores de la sociedad y de la familia sobre la sexualidad influyen mucho en esta etapa.
- Juventud - de 10 a 24 años
La juventud, según la OMS, se extiende desde los 10 a los 24 años e incluye la pubertad, adolescencia inicial o preadolescencia (de los 10 a los 14 años), la adolescencia media o tardía (de los 15 a los 19 y la juventud plenta (de los 20 a los 24 años).
Las hormonas sexuales se activan en esta etapa, estas son las que determinaran los cambios físicos y psicológicos. Al principio el cuerpo sufre un crecimiento acelerado. Después surgen una serie de cambios de forma: a las chicas le crecen las caderas, los pechos, les sale vello en la pelvis y a los chicos: les cambia la voz, les crecen los genitales y les sale vello en el pubis.
Hay cambios en la apariencia pero psicológicamente aún no han madurado. Las niñas se desarrollan antes que los niños -aproximadamente un año-. Es la etapa de la rebeldía con los padres.
En esta etapa se alcanza la madurez biológica, pero aún no está completada generalmente la madurez psicológica y social. En este periodo se experimenta emociones contradictorias. Por una parte aún no se ha abandonado ciertos caracteres de la niñez y a la vez se comienzan a experimentar sensaciones propias de adulto.
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